Los vecinos de este edificio echaban la culpa a los perros y gatos callejeros del olor fétido que provenía de las escaleras.
Sin embargo tras decidir instalar un sistema de videovigilancia se dieron cuenta de que los animales no tenían nada que ver.
Los residentes del edificio, ubicado en la calle Leningradskaya en Novy Urengoy (Rusia) se dieron cuenta de una vez por todas de quien era la que causaba ese olor desagradable.
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