Aunque alguno lo piense, esto no es un anuncio del último invento en peines para gatos. A este gato, simplemente, le encanta que lo peinen durante largos y tiernos ratos.
Nada más sentir el peine sobre su cuerpo, se prepara para realizar su ritual mientras su familiar intenta asearlo. De un momento a otro pasa de estar tumbado a estar sobre dos patas disfrutando de su momento de “higiene”.