Cuando el cervatillo Pippin empezó a aparecer en el patio trasero de la casa, Kate enseguida entabló una gran amistad con él.
Ella nunca había tenido cachorros pero su instinto maternal la hizo pensar que su deber era cuidar del pequeño cervatillo. Cinco años después Pippin sigue volviendo para pasar horas y horas junto a Kate.
En el siguiente vídeo se puede ver la preciosa relación entre los dos animales: