La zarigüeya “Poncho” fue encontrada al lado de su madre después de que fuera golpeada por un coche.
Desgraciadamente tras el accidente Poncho se quedó huérfano pero algo bueno le estaba esperando.
Tras ser trasladado al veterinario recibió atención médica y allí conoció a “Hantu”, un pastor alemán con el que establecería un gran lazo de amistad y un amor incondicional.
Hantu, que no tenía cachorros y Poncho, que no tenía madre, se volvieron una pareja inseparable. Hoy en día Hantu disfruta paseando junto a la zarigüeya y todo lo hacen juntos.
Es increible el grado de compasión que tienen los perros y como son capaces de relacionarse con otras especies.